TRASNOCHADOS DEL PASADO



Cuando era muy niño mi abuelo paterno, Don Gregorio Máximo Beschinsky que fue un firme defensor de las clases obreras en los años 30 del siglo XX, me repetía que era muy importante contribuir a la justicia social para con la clase obrera. No en vano fue político progresista en la época y trabajó duro para conseguir logros que, entonces, parecían inalcanzables para las clases "no pudientes". Su lucha le costó cara ya que no se alineó con los ideales (si alguna vez los tuvo) e intereses de D. Juan Domingo Perón.

Con esta breve introducción pretendo hacerle entender al paciente lector que mi sensibilidad a las luchas sociales me vienen de joven. Posiblemente como muchos de los jóvenes de mi generación he pasado por las distintas fases de sentimiento político; hoy... ya no hay sentimiento político, hay sencillamente un pragmatismo que me hace evitar votar con el corazón y votar, o no votar, con la cabeza. Pero lo que si es cierto es que entiendo que en una sociedad con unas posibilidades reales de permitir unas cotas de bienestar a sus habitantes ha de hacerlo de forma responsable.

Si, responsable. Responsable con la gestión y no despilfarro de los recursos, así como en facilitar el desarrollo personal de los individuos que conformamos la sociedad civil. Pero también responsable a la hora de fomentar el emprendimiento, la excelencia y la superación de dicha sociedad. El avance, el progreso y la superación es la que ha permitido llegar hasta donde estamos. No podemos pretender "parar el reloj" y pretender vivir en una burbuja que nos proteja de todos los males y nos asegure todo el confort.

Hasta hace pocos meses he tenido la gran suerte de estar al frente de una empresa de dimensiones interesantes y he presenciado en primera fila la interpretación del sindicalismo mas rancio, trasnochado y superado que he visto en los últimos años de mi carrera. Lejos de entender la realidad plagada de dificultades para la empresa, el entorno y el sector, pretendían volver a reivindicaciones marcadas por incrementos salariales inasumibles y un incremento sustancial de unos "derechos adquiridos" muy por encima de los del entorno, sector y menos aún de estos tiempos.

Estas peticiones, lejos de ser del colectivo sindical, provenían de algún iluminado que, tocado por la varita del "talento" pretendía emprender, cual Don Quijote, lucha contra molinos/ enemigos inexistentes. Una posición irresponsable, incomprensible y sobretodo fuera de lugar. Frente a estas posturas, se le ofrecía participar en las mejoras de resultados, implicación directa en el día a día y ser parte de la solución... Mucho mas fácil es mantenerse en e discurso decimonónico al que supongo se enfrentaba mi abuelo, ya vacío de contenido y con una retórica que pasó de moda antes que me incorporase yo al mercado laboral al final de los ochenta.

Pero gracias a Dios quedan personas en el movimiento sindical español con cierta sensibilidad y sobretodo con mucha voluntad de dialogo y buscar soluciones eficientes para sacar al tejido industrial del fango en el que a crisis, la mala gestión y las irresponsabilidades acumuladas le han llevado. Personas que entienden lo delicada de la situación de muchas de esas industrias y de lo cerca que parece estar el fin de la degradación del consumo. Pero por mucho que salgamos de la crisis del consumo, si no somos competitivos, no consumirán nuestro producto y lo harán con el del competidor más hábil, barato o que ofrezca algo más atractivo.

Como optimista que soy, quiero pensar que esos "trasnochados del pasado" van siendo descabalgados de las grupas de sindicatos y empresas y que dejan sitio a nuevos planteamientos en el que obligan al mundo empresarial a gestionar con más profesionalidad, seriedad y eficiencia. Quiero pensar que esos personajes mediocres, agresivos y agrestes van a ir desapareciendo o convirtiéndose en personas serias, responsables y conscientes que de su "buena gestión" dependen las apuestas del capital. Capital que conformamos todos y que es la inyección de dinero que necesita toda actividad empresarial para arrancar, superarse y tener éxito, lo que creará riqueza, puestos de trabajo, bienestar y sobretodo... pagar impuestos para que "lo público" mantenga el papel necesario para que la rueda siga girando.

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