SINRAZÓN vs GENEROSIDAD

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Llevamos casi un año en deriva política, con un gobierno en funciones y el principal partido de la oposición ante un escabroso precipicio. Han pasado muchos meses desde las elecciones de diciembre del 2015 y estamos a punto de agotar los plazos tras las de junio de este año.

El resultado no ha podido ser mas desgarrador: un PSOE con una crisis enorme y radiada en directo por los medios, un PP que sigue solo y no se esfuerza en abandonar esa soledad y un Podemos frotándose las manos. Todo esto es fruto de la sinrazón de dos personas, una al 75% y otra al 25%. El que lidera dicho ranking es el Sr. Sánchez que, ciego por su ambición de poder, no ha dado su brazo a torcer y ha puesto en practica todos los males de un político mediocre: inmovilismo, falta de dialogo, falta de empatía y no mirar los intereses del país. Por parte del Sr. Rajoy, el pecado es menor, pero no por ello menos pecado: aferrarse al poder.

Cuando uno ocupa ciertos puestos políticos, ha de ser generoso y con una amplitud de miras lejos del alcance de la clase política Ibérica. Hay que tener visión de conjunto, pensar a un plazo más allá de las próximas elecciones y tener claro a donde se quiere llevar al país, con ambiciones realizables y alcanzables. Los españoles somos conscientes que nuestro país es, en estos momentos, un país pobre: lo mejor que tenemos los exportamos, desde naranjas hasta cerebros. No somos capaces de invertir en conocimiento, tecnología o modelos de negocio del presente (no del ayer) y no imaginamos una economía sin inmobiliaria o turismo. Pero esto es lo que hay y, si queremos salir de este circulo vicioso, lo mejor que se puede hacer es trazar un plan, a medio plazo para ir hacia otros derroteros. Las claves del futuro están en la educación, el conocimiento, la capacidad de esforzarse y de hacer apuestas de estado sólidas a veinte años vista. Nuestro horizonte no puede ser a cuatro años, en el mejor de los casos.

Por ello, ahora que ha caído el Sr. Sánchez, tenemos, entre todos, que ayudar al PSOE a renacer de sus cenizas y si yo fuese del PP, pondría mis barbas a remojar; es decir empezaría una transición hacia un partido del siglo XXI, con unas miras más amplias, mas humildad, capacidad de dialogo e integración e incorporar al diferente a la solución. Esto, que en el mundo de la empresa es tan básico, en la política brilla… por su ausencia. No logro entender como un partido que tiene un hombre como Alfonso Alonso, no explota su capacidad de dialogo y llegar a acuerdos a nivel nacional. Se que Euskadi precisa de gente brillante y flexible, pero necesitamos mas personas de la “nueva era” en Madrid. Tienen que sacar toda la caspa del Foro e incorporar gente que aporte cambios reales, limpieza en el juego y retos reales al conjunto de la población. Personas que contribuyan a que el PSOE se levante porque es democráticamente sano hacerlo así, porque es importante demostrar a los “nuevos partidos” que no todo el pasado ha sido malo, que podemos limpiar juntos sin buscar vendetas, purgando nuestra sociedad (no solo a los partidos) de toda podredumbre ética, moral o económica.

Es la hora de los valientes, de los brillantes, de todo aquel que quiera comprometerse con un futuro cuyas mieles ellos no catarán, pero que asegure que nuestros hijos no tendrán que limpiar la porquería que les dejan sus padres. Es la hora de purgar a los mediocres, corruptos, ególatras y egoístas del sistema. Aquí no valen los eslóganes, solo los discursos sólidos y de calado. No pueden nuestros gobernantes hacer su trabajo a golpe de pancarta o de encuesta. Han de tener el valor, por no decir otra cosa, de sacrificarse en aras a construir un futuro mejor, a contribuir a que nuestro país tenga una propuesta de valor al mundo más allá del sol y playa o de frutos sabrosos. Se trata de la sostenibilidad de nuestra sociedad y valores. Se trata de forzar a la población a la excelencia, ayudando al que lo precisa, pero no primando al que no quiere esforzarse, abriendo las puertas al que quiera nuestra tierra y respete nuestra cultura, no al que pretenda instaurar e imponer la suya por encima de nuestra historia.

Se trata de entender, respetar y conservar nuestras diferencias como estado: nos hacen más ricos, mas inteligentes y abiertos a mejorar. Nuestras diferencias, lejos de alejarnos han de acercarnos por curiosidad y por la generosidad de compartir y, a partir de dichas diferencias tener un camino común, un proyecto de todos, para todos.

Se trata de exigir a nuestra sociedad en conjunto y a todos cuanto la componemos, a dar lo mejor de nosotros para un logro de todos. Respetar al que obtiene el merecido éxito a sus esfuerzos, inteligencia y compromiso, ayudándole a que su éxito pueda ser compartido por cuantos le rodean, pero a la vez, poner todo cuanto sea necesario, para que el resto le imite e intente obtener iguales o mejores resultados.

Si a estas alturas no entendemos que vivimos en una sociedad ultra conectada, en donde lo individual pierde peso y lo que lo gana son los lideres, los influencers y las personas que nos muestran el camino… vamos mal. Por ello, los políticos, a los que todos elegimos han de convertirse en el ejemplo a seguir. Es la única forma de regenerar la política, ennoblecerla y sobretodo a que recupere el respeto del ciudadano. De ahí que creo que, como ante cualquier crisis, el PP tiene una oportunidad de oro en no asestar el golpe de gracia al PSOE, tendiéndole la mano y ayudándole a configurar la hoja de ruta de la próxima legislatura. Tarde o temprano, no se si el partido, pero si las personas que en él están, volverán al poder y tal acto de generosidad será respetado, no solo por la población, sino por quien tenga la responsabilidad de gestionarnos desde el gobierno.

Sr. Rajoy, sea generoso con el PSOE, sea generoso con el pueblo español, desde Cádiz hasta Portbou y desde Cartagena hasta El Ferrol, usted no recogerá el premio de tal acto, pero su partido y los españoles si lo haremos. ¿No le interesaba el bien de España a los Españoles?


El Sr. Sánchez sucumbió por méritos propios, no se aproveche de la desgracia ajena y use los valores propios.

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