NADIE ES PERFECTO



En una de mis películas icónicas, “Con faldas y a lo loco”, acaban con esta frase, poniendo el amor o la atracción por delante del “pequeño inconveniente” que el “amado/admirado”, lejos de ser una mujer rubia, es el pillo Tony Curtis. Aquí quiero usar la “gran frase del final” para ilustrar un breve texto.

“Nadie es perfecto” es una obviedad que no por obvia, pero si por cierta, usamos muy a menudo. Pero creo que no la aplicamos a nuestros grandes “iconos” o las los “iconos sociales, culturales o políticos”. Me explico: todos tenemos nuestras luces y sombras. No es raro escuchar que Picasso era un genio, pero que era un golfo, o que Churchill, cuyos valores no se discuten, amaba en exceso la ginebra. Siempre tenemos que intentar “ensombrecer” los méritos, talentos o logros, con una cuñita “cabrona” no exenta de envidia encubierta bajo un “halo” de santidad.

Efectivamente señores, ¡todos tenemos nuestro lado oscuro! Lado que puede ser el amor a la ginebra, las faldas, coleccionar imanes para la nevera, … Pero hemos de ser capaces que dicha cruz de la moneda, no empañe el brillo de la cara, el valor de sus logros, éxitos, hazañas,… Si Picasso, a parte de sus geniales obras, era amante del sexo duro… es su vida y tiene todo el derecho del mundo a emplearla como mas le guste. Dudo que ni siquiera los Santos no tengan algo que no quisieran que saliese a la luz. La historia ha de ser capaz de poner en valor esos logros y de mostrarnos que también era humano y tenia sus debilidades. Repito “todos” las tenemos.

Hace poco, en Madrid, empezaron en una cena de trabajo a hablar sobre un político al que tengo el gusto y honor de conocer, tutear y que recuerde mi nombre y uno de los comensales alababa su labor política, cosa que comparto plenamente. Al cabo de unos minutos, ya salió otra persona a criticar y apuntar que si le gusta esto o lo otro,… intentando ensombrecer a este personaje público. Yo, a la vez que empecé a reflexionar sobre el tema, dije que lo que haga, siempre dentro de un orden, es de su incumbencia ya que no afecta a su labor profesional y vocacional. Intenté hacer un símil con un médico que estaba en la mesa y a parte de un brillante profesional es un aficionado a la buena mesa y sobremesa, como todos pudimos comprobar. Dicha afición, no le afecta a su profesionalidad y forma parte de su vida privada. No convencí a todos, pero si sembré ciertas dudas y con eso me di por satisfecho.

Cierto es que hay ciertos personajes públicos han de intentar dar ejemplo de un comportamiento correcto, dentro de la legalidad y con respeto al prójimo. Pero dentro de los límites admisibles para cualquiera, tenemos que ser tolerantes a la hora de juzgar de forma excesivamente intransigente a nadie, sea o no personaje público. Creo que los mal llamados “nuevos partidos” han de tomar nota de esto. Sus prejuicios desde la atalaya del anonimato, con una autoridad moral no ganada y poca consistencia, no aguantan ni una investigación. Ellos también tienen sus “pecados” y no creo que sea positivo que contagien a nuestra juventud con esa arrogancia de juicio, sin consciencia de la fragilidad de sus arrebatos y alegatos panfletarios.


Nadie es perfecto, yo el primero. Pero por favor hagamos un ejercicio de humildad antes de juzgar y ver “la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. Nos hará mas empáticos, dialogantes y felices y, por ende, mas grandes como personas.

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