JUICIOS PARALELOS


Hace muchos años, cuando me sentaba en un aula de la facultad de derecho de Alcalá de Henares, lleno de idealismos sobre la justicia, a las pocas semanas de empezar el curso un profesor nos soltó “la justicia no existe, nosotros trabajamos con una serie de convenciones acordadas que son dirimidas, en base a pruebas, sensaciones y sobretodo procedimientos por parte de un juez”. Lamentablemente ese día no abandoné la carrera.

Hoy en día, cerca de veinticinco años después, contemplo aterrorizado la situación de la justicia en nuestro país. Cuando se suponía la independencia de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y cuando se presupone que los fiscales actúan conforme a los intereses de las víctimas y del conjunto de la sociedad, nos topamos con peleas partidistas en los tribunales. Hoy en día se han convertido en una herramienta más de enfrentamiento político. Los fiscales y jueves ya no sabemos en base a que son elegidos, el secreto del sumario se filtra en la medida que intereses a los medios de comunicación (a los que interesa) se lanzan campañas de desprestigio social contra los organismos de mayor rango de la judicatura,…

No es raro escuchar en cualquier bar a neófitos en temas jurídicos discutir sobre sentencias o instrucciones sumariales aireadas en la prensa. No resulta mas extraño el descalificativo en base a informaciones filtradas y publicadas en la prensa. Menos extraño es que, cuando el “presunto” se demuestra que es inocente, no aparezca la menor reseña en prensa: ensuciar, ensuciamos el nombre, eso si, rectificar, como es de sabios y somos ignorantes… Por otra parte me maravilla como ya no a nivel de calle, sino especialmente en tertulias en las que, con todos los respetos, cualquier personaje (sea o no docto en la materia) se hace, en base a lo que “ha oído” sobre un tema y nos sienta cátedra del evento completo.

Señores todo esto es gratis, o por lo menos para aquellos que, sin conocimiento de causa, opinan, vierten sus insultos y sus “juicios” sin mayor sustento que “su opinión” y amparados por la libertad de expresión. Pero son muy pocos los casos en los que terminan ante un juez rindiendo cuentas de sus fechorías y cuando pasa, las condenas son infinitamente menores, que los honorarios percibidos en plena campaña.

Algo estamos haciendo mal. Una sociedad que “toca de oído” sin saber siquiera leer la partitura y que, en base a esos “músicos” crea “opiniones públicas” no puede acabar bien. La respuesta está en la calle: tenemos que recuperar el respeto al conocimiento verdadero y fundado, tenemos que devolver todos esos comentarios “de café” a su lugar, las barras de los bares o las tertulias de sobremesa entre amigos, colegas de trabajo o simplemente conocidos. Hay que pedir a los medios que callen, de una vez por todas, esas voces carentes de conocimiento, sentido y sobretodo carentes de vergüenza: cuando uno es ignorante, cuantos menos se enteren, mejor.

Comentarios

Entradas populares