HOY TIENE QUE SER UN GRAN DIA


 
Llevo semanas y casi una decena de textos truncados, con el fin de colgar un nuevo post en este blog. Son tantos los temas que creo interesantes, tantas las reflexiones que quiero compartir… Pero finalmente me he querido decidir por un mensaje positivo, constructivo y lleno de esperanza que nos permita cargar las pilas y desbordar energía positiva y contagiosa a nuestro entorno.

En mi trabajo me enfrento a diario con la dura tarea de hacer que mi equipo cambie cosas que puede llevar años haciendo de una forma y que hasta ha podido “coger cariño” a esas formas. No obstante lo hago con la esperanza que les voy a ayudar, no solo a preparar a la empresa para un nuevo escenario, sino que además le va a permitir crecer profesional y personalmente. Me encuentro resistencia al cambio fruto de inseguridades, “zonas de confort” y a veces hasta mediocridades camufladas tras una aparente pose reflexiva o una batería de preguntas que solo buscan el “aquí no se cambia nada”.

Pero como os he dicho, no voy a hablar de las miserias cotidianas; eso no significa que no existan o que las eluda. Eso significa que voy a contaros lo que me motiva a despertarme a las seis dela mañana  para hacer una hora de coche por la mañana, trabajar doce horas y hacerte otra horita antes de llegar a casa. Me motiva ante todo el reto. Si el reto de aportar luz, de liderar y provocar un cambio, el reto de hacer ver a las personas que hay otros mundos, otras formas de hacer las cosas y de abrir sus mentes a nuevas ideas, formas y colores. Pero también me motiva llegar a casa cansado, duchar a mis hijos y que me cuenten su día, que han aprendido o descubierto y compartir esa hora y media de cotidianeidad, amor y complicidad.

Son motivaciones muy distintas: una intelectual y otra emocional. Son complementarias y necesarias ya que es tan importante el cerebro, como el corazón. Me niego a encerrarme en cuatro paredes a no intentar entender los mundos que me rodean, me niego a cerrarme a nuevas experiencias, a compartir con otras personas emociones, ideas, sueños e ilusiones. Quiero crear, impulsar, empujar, tirar,… proyectos en los que mis compañeros de viaje entiendan el compromiso, la responsabilidad el esfuerzo y la superación como lo hago yo.

Hace muchos años mi madre, que sabe más de lo que dice, acuño una clasificación de la que me he adueñado y utilizo, no solo de forma jocosa, pero casi como filosofía vital. Son los G.C.U. es decir “Gente Como Uno”. No me malinterpreten, ni clasifico por ideologías, ni por poder adquisitivo, credo,… No, según del entorno o actividad en la que estemos se trata de tener elementos en común: pasiones, intereses, gustos,… comunes. Se trata de poder compartir proyectos con personas que quieran o busquen lo mismo en el proyecto. En la empresa ya lo he mencionado, en los amigos… mismo cuento.

Es una forma sencilla para ser capaz de disfrutar, compartiendo y sobretodo construyendo experiencias que, al anclarse en nuestra mente, nos permiten construir mejores recuerdos que, al volver a nuestra mente nos hagan sonreír y disfrutar de los buenos momentos dos veces. Por una vez, no voy a estar de acuerdo con el refranero "todo se contagia, hasta la hermosura". Dicho esto, antes de salir de casa no os digáis eso de "hoy puede ser un gran día", gritaros que "hoy será un gran día" y posiblemente lograreis que lo sea para vosotros y si contagiáis a alguien más, mejor!

Comentarios

  1. hola: que agradable es leerte, y saber que existe gente como tu, me identifico al 100% con Usted, no cambie su manera de ser y hacer. felicidades!

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  2. hola! que agradable es leer estas grandes palabras motivantes para mi persona, no dejes de escribir, verdaderamente es contagiante, felicidades por ser tan positivo y realista con tu trabajo.

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