GRACIAS
Llegando al final de año,
tengo la manía de hacer balance del año que está a punto de concluir. Balance
en el amplio sentido de la palabra: desde lo espiritual, hasta lo profesional,
sin dejar de lado lo personal. Aunque soy de tendencias optimistas (sin llegar
al buenísimo claro está) hago esfuerzos de realismo para poder sacar lecciones
de lo menos positivo del ejercicio.
Siendo honesto conmigo mismo
he de reconocer que ha sido un buen año. Estoy a las puertas de los cincuenta y
desde no hace demasiado, he tomado conciencia del recorrido por el que he deambulado
en mi vida y no me desagrada del todo; es más, de muchos de los episodios que
componen estos cincuenta años, estoy orgulloso y de todos agradecido.
Pero centrándonos en 2014 ha
sido un ejercicio muy intenso de crecimiento personal, como si de repente a
partir de una casilla recompones el sudoku entero en pocos minutos. No creo que
llegue a la categoría de "año revelador" pero si de "Jorge ya
era hora". Los que me conocen saben que estoy muy abajo en el ranking de
cerebros de este país y a veces me cuesta un poco. Pero bromas a parte, la
verdad es que he ido contrastando mis teorías, reafirmando mis valores y
principios, así como mis querencias y creencias más profundas.
He descubierto temas tales
como el valor real del liderazgo y del peso que te supone ostentarlo, pero
sobretodo de la enorme satisfacción que te da. Pero no menos satisfacción que
ver cómo personas en las que tu has creído y por las que has apostado superan
con creces tus y sus expectativas y además comparten su alegría, sin pudor, contigo.
Pero también constatas que al final del camino hay gentes, que no personas, con
un discurso vacuo, carente de sentido y con una visión muy mezquina y
cortoplacista; lo bueno de esto es que si les pillo yo, que soy tan limitado...
les pilla casi todo el mundo.
Pero también he descubierto
personas con un valor humano increíble. Que aman a su prójimo, a su trabajo y
sobretodo respetan su entorno desde el respeto personal. Personas que se
superan y te ayudan a superarte a ti también, personas que te "dan
alas" y fuerzas para levantarte ante las adversidades. Dicen que el que
gana es el que se levanta una vez más de las que le tumban. Esas personas
aportan mucho en la lucha de los que nos levantamos cada día frente a las
adversidades.
También aprendí que hay
crecimientos y superaciones que necesitan hacerse en el fragor de una tormenta
y otros que precisan de la calma, para reconstruir los velámenes del barco,
repasar el casco y alimentar a la marinería para que repongan fuerzas y
celebren juntos seguir vivos a pesar de las adversidades. Por eso es tan
importante como saber luchar, saber crecer, pensar y compartir. El mas fiero de
los guerreros precisa de reposo.
Otra cosa contrastada este año
es compartir objetivos; se trata de definir los objetivos con los compañeros de
viaje para hacer que sean los objetivos de todos: no objetivos impuestos. Dios
nos ha dado una capacidad increíble para pensar, meditar e identificar hacia
donde ir; esas son las personas que han de marcarlo. Cierto es que para eso
necesitan un líder, pero el líder ha de tener la habilidad de incorporar a
todos en la selección del objetivos para conseguir una fuerza exponencial a la
hora de ir hacia el; se trata de sumar todas las sinergias posibles y ser, como
organización, lo más eficiente posible: no despilfarrar, sacar el mayor
provecho y desarrollar al máximo la potencialidades de todos y cada uno del
equipo y de todos los recursos al alcance.
Pero todo esto que es,
claramente, del mundo empresarial, es aplicable a nuestras vidas. De hecho,
apreciado lector, solo tenemos una vida. Una vida en la que dedicamos horas a
trabajar, horas a desplazarnos, a compartir con vuestros seres queridos, a
divertirnos, descansar,... Pero solo una vida; de ahí que hemos de forjar un
criterio de coherencia general en nuestra vida. No podemos ser un degenerado en
casa y un santo fuera o vice versa.
Nuestra misión en la tierra
es, ante todo, asumir la responsabilidad de sacar de nosotros el mayor
potencial posible. Poco importa que sea desde una cocina cocinando menús, desde
una posición de vendedor o desde el hogar como ama de casa. No se trata de ser
el mejor, aunque debemos intentarlo. Se trata de hacerlo lo mejor que podamos y
perfeccionarnos y superarnos permanentemente. Ser mas eficientes como seres
humanos, como profesionales, como padres, amigos,... Si Dios existe (que
yo creo que si) nos ha puesto aquí para que nos superemos. Pero no os
confundáis, no es una competición contra el próximo: es una carrera de
superación personal; ni siquiera contra ti mismo, es a partir de ti, para
llegar a un tu mejor.
Cuando oímos la palabra
compartir, muchos torcemos el morro y piensan que los que piden son los
haraganes,... No se trata de eso; puedes compartir cosas materiales y en muchos
casos te dará gran satisfacción (aunque no olvides lo que compartes con el Sr.
Montoro sin ser preguntado) pero lo importante es compartir tu vida, tus
proyectos, tus ilusiones y ambiciones.
Disfrutad de las fiestas. Para
el que sea religioso, momentos de recogimiento de gran provecho, pero espero
que no menos gratificantes que para el que estas fiestas sean simplemente unos
días para estar con su familia, sonriendo y compartiendo viandas, regalos, amor
y buenos momentos. Lo importante es que en estos días carguéis vuestros
depósitos de memoria de buenos momentos, que saciéis vuestro hambre de abrazos
y cariño, que os miréis en el espejo y toméis una foto fija de donde estáis y
os retéis a estar mas allá, como persona, dentro de 365 días.
Me da igual que seas un alto
directivo, un vendedor de escobas, un limpiacristales, una dependienta, un ama
o amo de casa o presidente del gobierno. Lo único que te pido es que quieras
asumir esta responsabilidad que tienes, para contigo mismo y con la sociedad en
general, a parte de con Dios si crees en él, para superarte, ir mas allá de
donde tu mismo habías pensado; me da igual que te superes en tu
profesión, pero lo que me importa y me gustaría, es que te superes como
persona.
Por último os doy las gracias
a todos los que os habéis cruzado este año por mi vida: de forma protagonista,
secundaria o anónima, pero todos habéis hecho vuestro papel en mis 365 días.
Desde el señor que se agachó para recoger mi DNI y me lo dio en el aeropuerto
de Frankfurt, hasta mi mujer que me dedica años de su vida o mis hijos que le
dan sentido a la inmortalidad. A todos los trabajadores que me han dado una
lección de cómo salvar empresas, a todos mis colaboradores directos que, con
mucha inteligencia, preparación, conocimiento, devoción, entrega y amor han
dado lo mejor de si en el proyecto que dirijo. Pero también a los que me han
enseñado lo que no se hace, los que desde la mezquindad, la mediocridad y el
egoísmo me han servido de contraste para saber que voy por el buen camino. A
los que me han dado oportunidades y los que me las han arrebatado. Repito, a
todos los que os habéis cruzado o compartido algo conmigo: gracias.
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