APRENDIZ DE BRUJO
Supongo que, como casi todos, me doy cuenta que me hago mayor
cuando me sorprendo a mi mismo mirando ciertas situaciones con una perspectiva
que el protagonismo impide. Hete aquí, que con mis cincuenta y uno, con todo lo
vivido, guardo la capacidad de sorprenderme, a pesar de la perspectiva
mencionada.
Al igual que hace años, cuando un perspicaz caza talentos, después
de dos horas de sesuda conversación sobre mi perfil y habilidades profesionales
me preguntó que como era en mi vida privada, ante lo que contesté que el mismo
que en la profesional ya que no tengo trastorno bipolar, esta sensación de
perspectiva se me activa tanto en lo profesional, como en lo personal. A veces
se manifiesta como un “déjà-vu”, otras me activa el modo “abuelo cebolleta” mediante el cual
aviso lo que va a pasar y otras… sencillamente me reclino a ver, cual
espectador, la que se avecina… Puede que sea una pequeña maldad, pero lo cierto
es que el modo “abuelo cebolleta” me horroriza, sobretodo ante personas que
desprecian la experiencia y que, fruto de su juventud o ignorancia, pretenden
ser mas listos que nadie.
La verdad es que en la vida, la solución de un porcentaje
significativo de los problemas, se obtiene con sentido común, replicación de
soluciones anteriores y sobretodo sencillez y honestidad. Escupir al cielo
siempre es peligroso. Normalmente el que triunfa no lo es porque sea mucho mas
listo que la media, ni porque la “media” no conozca la posible solución.
Sencillamente o consigue la perspectiva, o ya ha vivido algo similar, o
sencillamente tiene la actitud, energía y ganas de encontrar una solución. La
mayoría de las veces es una mezcla ponderada de varias de estas alternativas.
Cierto es, que hay problemas mas complejos, que requieren unos conocimientos y
destrezas, pero no menos cierto es, que no somos los únicos en tenerlas. Lo que
vale es movilizar a quienes las tienen, para aplicarlas al problema y sobretodo
corregir las derivas que nos llevaron al problema para que, en la medida de las
posibilidades, no se repita.
En mi trabajo para fondos de inversión, la verdad es que he visto
pocos “inútiles totales”, algún “enemigo del esfuerzo” y mucho “talento latente
sin motivación”. Lo cierto es que en los fondos precisamos de resultados a
corto y medio y el largo no es nuestro principal objetivo. Por ello es tan
importante recabar cómplices en las organizaciones, para transformarlas en
maquinas eficientes que reviertan los errores y derivas del pasado. Dichos
compañeros de viaje son internos y externos: desde los trabajadores hasta los
clientes, sin olvidar a los proveedores. Por ello resulta tan importante
generar y mantener la confianza con ellos (reciproca) en aras a, en un tiempo
corto, revertir la situación. Esto ha sido mi día a día desde hace unos cuantos
años y creo que no lo he hecho del todo mal: las organizaciones en las que he
estado… me han sobrevivido y siguen sanas y salvas.
Ahora vemos en todas las noticias, que nuestros políticos, a los
que hemos votado todos, tiene remilgos y escrúpulos basados en… su futuro como
políticos u organizaciones, pero no en su menester: servir al país. No tienen
escrúpulos para quedarse con lo que no es suyo cuando tienen acceso a ello, ni
para enchufar a los suyos cuando pueden, pero si los esgrimen cuando tienen que
arremangarse a negociar con sus adversarios ideológicos. Lo que no entienden es
que les votamos y pagamos para ello, no para que estén de postureo. Hace años,
un político de relevancia nacional, al que tengo mucho respeto, me decía que
era muy complejo gestionar en base a los intereses de partido, de estado, … que
habían demasiados intereses como para simplificar la gestión. ¿Qué creen que
hacemos en las empresas todos los días? ¿Creen que no tenemos conflictos
morales o económicos o personales? Por favor!!!!
Pero en la política, como en la empresa, vemos a esas personas
que, hasta la fecha, han visto los toros desde la barrera, que nunca han pisado
el albero ni se han manchado las manos con sangre del toro. Personas que nunca
mataron a la res, porque no era su cometido y que, sin haber sacrificado ni a
una, te dan lecciones de lidia. En el mundo empresarial hay una frase que reza
“el Excel lo soporta todo”, es el equivalente a “todos somos entrenadores de
futbol desde el sofá”, pero lo que encierra en el fondo es la falta de
conocimiento real que, en el caso de los espectadores de lidia o futbol tiene
un pasar… en el fondo ellos pagan por ver un espectáculo, pero en el caso de
directivos o políticos no tiene ni medio pase.
Toda esta “colla” que diríamos en catalán de “aprendices de brujo”
que pretenden ser “maestros de lidia” cuando no han sentido la granulosidad del
albero bajo sus pies, ni han olido la sangre del toro cuando te roza el
costado, tienen todo el derecho a manifestar sus teorías en tertulias, pero no
a dar lecciones de nada. En todo caso, deberían sentarse con el matador y
compartir, humildemente ya que ellos no se juegan el bigote, sus teorías y
escuchar el porqué de las cosas. Deberían entender que, para hacer un mundo
mejor, para reconducir una compañía, hacen falta muchas mas cosas que buenas
palabras. No sirven los claveles en los cañones de los fusiles para ganar
guerras. Dicho esto y me remito a una de mis máximas, “nada bueno se construye
buscando la destrucción de nada”; nuestro objetivo ha de ser la de “construir”
entendiendo que dicha nueva construcción tendrá “daños colaterales” que
tendremos “todos” que asumir.
Aceptar esto supone un enorme grado de madurez por parte de todos
los actores; en la política gobierno y oposición, en las empresas propiedad,
directivos, trabajadores, clientes, proveedores… Al igual que una gestación
lleva nueve meses para que todo salga bien, en la política y en las empresas…
también. Hay que respetar las fases, entender que hay que tener aliados y que
solo con los “aprendices de brujo” no llegaremos a ninguna parte. Necesitamos
sangre nueva, pero no mas que el conocimiento de la experiencia. Necesitamos
nuevos retos, pero no a costa de quemar las naves…
Todos hemos sido “aprendices de brujo” en algún momento de
nuestras vidas, pero algunos hemos tenido la suerte y creo que la humildad, de
observar y compartir con los “viejos brujos” que fueron compartiendo sus
“formulas” y que poco a poco hemos ido modificando y haciéndolas nuestras. Hoy
nos toca, a los de mi quinta, a compartir nuestras fórmulas para mejorarlas y
ser parte del cambio. Aun nos queda mucha energía y tenemos mucha “sapiencia” y
“experiencia” que aportar. Para ello, necesitamos que los “aprendices” de hoy,
quieran “hacer equipo”.
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