ME GUSTA LO IMPERFECTO

 


Hay personas que dicen que cuando vas cumpliendo años te vuelves cobarde… ¡Eso es mentira!

Con los años, si conviertes el paso del tiempo en experiencia real y no en “años de servicio”, vas aprendiendo a perder el pudor y verte tal y como eres realmente; a aceptarte e identificar tus carencias y tomar, libremente, la decisión de corregirlas o no. Eso hace que selecciones las batallas que quieres o no librar. Eso hace que hay batallas en las que sencillamente no quieres entrar. Y lo decides convencido y consciente que no lo haces por el motivo que sea. Eso no es ser cobarde, eso es ser maduro.

Pero volviendo al título de este post y al hilo de lo enunciado, tras tomar consciencia de mis numerosísimas imperfecciones (no se lo digan a mi mujer 😊) y tras haber optado por no juzgar al prójimo, reconozco que veo belleza, singularidad y oportunidades en cada arruga de la cara al igual que en cada imperfección del tipo que sea que haya percibido. Belleza porque denota lo vivido, que no es más que un alimento para la viveza, transparencia y calor de la mirada. Singularidad porque es lo que realmente nos muestra diferentes y complementarios como personas. Pero lo más grande es la oportunidad que toda imperfección nos ofrece.

Aquí es donde quiero poner el énfasis. ¿Qué es realmente una oportunidad? Por una parte, es algo oportuno, pertinente. Esto supone que no está fuera de lugar, que es perfectamente lícito y válido; como lo somos todos. Ahora que tanto se les llena a algunos la boca con soflamas sobre la igualdad de oportunidades con mensajes sesgados y cargados de odio, más que nunca, hemos de reivindicar el valor del individuo que, por si solo, tiene un valor y un potencial incalculables. No lo diluyamos en una masa manipulable y dejemos que, dentro de equipos, brille con luz propia, desde su singularidad. Con lo cual, esa imperfección única es un elemento identificativo de la singularidad de ese individuo con un alto potencial de aportar.

Pero otra acepción de oportunidad es la de que describe una “circunstancia, momento o medio oportunos para realizar o conseguir algo”. Aquí es donde quiero llegar y no es más que la invitación a la acción, “realizar o corregir algo”. Amigo lector, si como seres humanos no entendemos nuestra “obligación vital” de entender la vida como un “proceso de mejora continua e infinita” no habrá propósito alguno que pueda dar sentido a nuestras vidas. Lo imperfecto es l a oportunidad de oro para trabajar a fondo: primero en identificar la imperfección y el modelo a seguir, segundo, elaborar un plan para conseguirlo y tercero, ponernos manos a la obra.

 Dicho todo esto, alguien puede pensar que soy un hedonista o un perfeccionista que, desde su atalaya de “divinidad absoluta” dicta que todo el mundo tiene que buscar la perfección. Mi respuesta es un no absoluto. Desde mi condición de imperfecto en todos los sentidos, estético, ético, profesional, personal, … considero, que mi obligación es intentar explotar mi potencial (en todas y cada una de las facetas que elija) a un nivel razonable para encontrar un equilibrio y tener el mayor número de momentos felices en mi vida y en la de los que me rodean.

Todos somos personas con alto potencial en algo. Elijamos nuestras guerras, nuestras batallas y preparémonos para librarlas dándolo todo. Yo elijo deleitarme en las imperfecciones que nos harán, a mí y a mi entorno, librar fascinantes y emocionantes batallas juntos para compartir éxitos, fracasos-lecciones y sobre todo el placer de compartir el camino.

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