CUANDO UN AMIGO SE VA


Hoy me he enterado que el viernes se fue un amigo, un hombre de bien a quien no supe entender en su día, pero con sus gestos en la sombra aprendí a respetar, admirar y querer. Un amigo que a mucho nos ha dado lecciones de altura y nos ha demostrado cuan pequeños somos cuando nos dejamos regir por el corto plazo y la falta de miras. Un amigo que, a pesar de la diferencia de altura moral, nunca nos hizo sentirnos mal, pequeños o miserables.
Con el tiempo he sabido que me brindó su amistad, la capacidad de aprender y sobretodo el enrome privilegio de haber compartido horas entrañables y llenas de sabiduría a su lado. Siento no haber sido más inteligente para haber podido apreciar en su día y en su medida su talla moral, su enorme generosidad y su incuestionable calidad. Espero que desde su nueva posición sepa, como supo desde aquí, perdonar y apreciar mi sentido cariño y el dolor de no poder volver a cenar en la terraza de Sevilla.

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