OPCIÓN VITAL


La semana pasada, en un viaje por Alemania, tuve la suerte de poder disfrutar de una agradable cena con un querido amigo y antiguo colega de trabajo. Se trata de un francés afincado desde hace más de treinta años en tierras germanas a las que se ha adaptado hasta tal punto, que las autoridades le han calificado a su dominio de la lengua como nativo y le han concedido la doble nacionalidad: una bella dualidad.
Dicho esto y como ya he dicho, pasé una interesantísima velada regada con un buen caldo y entre sorbo y sorbo y bocado y bocado, estuvimos hablando de esas cosas profundas que solo dos buenos amigos se cuentan. Realmente una velada extraordinaria, hacía tiempo que no disfrutaba tanto de conversar con un buen amigo. Ya de vuelta al hotel, tendido en la cama y hastiado por la paupérrima oferta televisiva, estuve reflexionando sobre algunos de los temas abordados, aunque fuese solo de forma tangencial. De repente, caí en una conclusión que, aunque obvia y muy repetida, carece de valor si no es fruto de un convencimiento profundo y personal: la opción vital.
Me di cuenta que, a pesar de las vicisitudes vividas, a pesar de los obstáculos del camino presentes, pasados y venideros, tengo una opción vital optimista y constructiva. Más de uno podrá pensar que soy algo tarado y que vaya conclusión a los 46 años. Posiblemente tenga razón, pero cuando uno lo pasa mal, tiene sangre eslava y judía (esto quieras que si o quieras que no condiciona) es de origen argentino (no hablemos del tango) y no está en su punto álgido de auto estima… Pero me he dado cuenta que gracias a algunos amigos, a la grandeza de mi mujer, la sonrisa de mis hijos, a la fe de mi madre en mí y al enorme esfuerzo en reinventarme, he salido adelante.
Y lo he hecho reforzado, con unas enormes ganas de luchar, una alegría insospechada cada mañana cuando suena el despertador y un deseo imparable de superarme y de ayudar a mi entrono a mejorar y ganar energías y entusiasmo.
Hoy le decía a un colaborador que es una opción vital “al trabajo puedes venir abatido como res al matadero y lleno de ganas de hacer las cosas bien y que te salgan bien”. No hemos de anteponer los problemas y los obstáculos, éstos nos los encontraremos y si lo hacemos habiendo elegido ganar, posiblemente los superemos a la primera. Si nuestra elección ha sido en concentrarnos en los problemas ésta elección no nos dejará ver las oportunidades ni las cosas buenas con las que nos toparemos en el camino.
Por eso, amigos, les invito a que hagan la prueba: levántense con una sonrisa dispuestos a tener un gran día. No duden que habrá cretinos que intentarán evitarlo, no obstante sean ustedes más hábiles que ellos: sonrían.

Comentarios

  1. Querido amigo: ¡Cuánta razón tienes en lo de la necesidad de trabajar de manera proactiva un enfoque optimista y positivo de las cosas! Comparto contigo la necesidad de hacerlo de manera cotidiana. A mis 51 años, cada mañana voy andando a trabajar y en los quince minutos de paseo, trato de apreciar la belleza de los árboles del Paseo de la Senda de Vitoria, de los jardines y edificios que lo circundan, del canto de los verderones en primavera,... tantas y tantas cosas que no apreciamos cuando las tenemos y las echamos de menos cuando nos faltan. Para mis adentros siempre voy pensando SOMOS UNOS PRIVILEGIADOS y con este convencimiento, abordo mis tareas profesionales con una perspectiva distinta, positiva que me obliga a intentar mejorar cada día... UNA GRAN SUERTE SIN DUDA!
    Iñaki Beristain

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