EL DIA DESPUÉS


Ayer, al igual que muchos millones de personas, disfruté del partido de la selección española de fútbol. No pienso hacer una crítica futbolística ya que soy un auténtico neófito en la materia, más si quiero compartir una reflexión con mis lectores.

Pasé, junto a mis hijos y mi esposa, un par de horas fantásticas frente al televisor y disfruté de la alegría que irradió la victoria de la selección, no sin cierta pena por el contrincante que me pareció muy señor en el perder y cuya talla da mayor valor a la “gesta” conseguida. No pude evitar recordar el monólogo de mi admirado Miguel Gila sobre “la madre del portero al que le metieron un gol”; imagínense la “madre del que le metieron cuatro” por lo que hubo cierto tinte melancólico en esa victoria para mí.

Hoy como tenía la revisión de la auditoría de la ISO, me levanté a las cinco de la mañana. ¿Pueden creerse que a pesar de la victoria nada cambió en mi vida? Tenía, como es lógico, más sueño que de costumbre, las calles estaban vacías, la auditoría ha tenido lugar como previsto,… Esa gesta tan conmensurable no ha cambiado nada de mi vida, salvo el bombardeo y repetición de goles por la radio a todas horas. Mi hipoteca sigue ahí, mis clientes también, mis compromisos también,…

No me malinterpreten, me alegro de la victoria y creo que es positivo para todos una alegría de este tipo, pero no podemos pensar que por eso España se más… de nada. Ha sido en un deporte, un equipo que ha conseguido ganar un torneo: NADA MÁS. Ahora vendrán miles de interpretaciones, yo mismo hice una (y estoy haciendo otra) tras la victoria del mundial hace un par de años. Pero la lección a prender es sencilla: hay que ser, como mínimo, un gol mejor que el adversario.

Para que los “primos en riesgo” lo estemos menos a causa de nuestra “prima”, para que la deuda baje, el déficit se erradique,… tenemos que hacer más y mejor, empezando pos cada uno de nosotros y subiendo en el escalón del poder. Hay que exigir a los “gestores” de “lo público” mayor rigor, mayor compromiso y responsabilidad. Tenemos que dejar de pensar que el que se ha aprovechado de una ayuda estatal de forma fraudulenta es un tipo hábil, para pensar que es un defraudador y actuar en consecuencia.

Por eso hoy me he levantado más temprano (“a quien madruga…”) con una gran sonrisa y dispuesto a intentar hacerlo mejor. Comprometido con esforzarme en todos los ámbitos de mi vida bien para colmar mi conciencia por haber hecho todo lo que he podido y sabido o bien mi vitrina con trofeos. Lo importante es entender que somos un equipo (familia, amigos, comunidad de vecinos, país,…) y que como tal hemos de ir a por todas.

De esta forma nos daremos cuenta, el día después, que muchas más cosas de las que pensamos dependen de nuestra actitud, esfuerzo y superación.

¡A por la meta que te pongas!

Comentarios

  1. Buenas tardes Jorge. Estoy completamente de acuerdo con lo que comentas. La victoria sirve para que hayamos pasado un buen rato y estemos contentos y orgullosos de ser los mejores de Europa, pero no podemos olvidarnos y dejar de lado "la vida real". Siguiendo el partido a ratos veía a 22 multimillonarios que estaban defendiendo a dos países en crisis pero cuyas vidas son económicamente muy placenteras. Que vida tan diferente de los millones de personas que lo están pasando mal en España e Italia y que paradoja, el fútbol como evasión momentánea de los problemas de la gente que vive la vida real. Este resultados nos tiene que ayudar a tener más confianza en nosotros y a estimularnos por seguir luchando.

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