CRISIS



Según la vigésima segunda edición del diccionario de la Real Academia Española de la lengua, crisis es:


(Del lat. crisis, y este del gr. κρίσις).

1. f. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.

2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.

3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.

4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.

5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.

6. f. Escasez, carestía.

7. f. Situación dificultosa o complicada.

Tomemos la acepción que tomemos, está claro que estamos en crisis. Para muchas personas esto puede seguir cambiando (a mejor o peor como indica la primera acepción). Nadie duda que estemos ante una mutación social de gran calado (segunda acepción). La sostenibilidad de nuestro actual sistema está más que en duda (véase la tercera definición). Lo decisivo del momento es indiscutible (cuarta). Creo que pocas personas del planeta no han examinado cuidadosamente el momento y sus consecuencias, aunque solo sean a título personal (como indica la quinta acepción). Dudo que haya individuo alguno que no sea consciente de la escasez de trabajo o la carestía de la vida (leamos la quinta). No vamos a estas alturas a negar lo dificultosa o complicada que está la “cosa”.

Después de estos comentarios, creo que podemos decir que “estamos en crisis”. No quiero negar la evidencia, mas tampoco pretendo afirmar que esto sea el fin (aunque ya se ha demostrado que la teoría del fin del mundo no se haya cumplido) ni siquiera que esto acabe aquí. Lo que si quiero compartir, una vez más, es que hemos de ser capaces de vivir y salir adelante en estas condiciones ya que son las que tenemos en estos momentos. Igual que el hombre ha desarrollado dispositivos para volar y aterrizar sin visibilidad (cosa impensable hace cien años) la misma raza humana ha de desarrollar su capacidad de adaptarse y sobreponerse a situaciones tan críticas como las actuales.

Yo siempre he destacado la necesidad de establecer patrones a la hora de juzgar o evaluar algo. Para ello suelo poner ejemplos tan sencillos como que si un extraterrestre llegase a la tierra y la primera persona con la que se encontrase fuese un jugador de baloncesto y tomase a este como patrón, toda persona de menos de dos metros de altura le pareceríamos bajitos. Pero esto solo sucedería si este mismo extraterrestre no corrigiese su patrón al ver que la mayoría no es de ese tamaño. Hoy éste es nuestro problema: no estamos corrigiendo el patrón. Seguimos analizando en función de lo que hemos visto en los últimos 15 años y no en función de lo que hay en estos momentos.

Esta falta de adecuación de nuestros patrones nos crea grandes frustraciones y enormes agravios comparativos. A mucha gente les cuesta aceptar que a pesar del encarecimiento de la vida el primer sueldo de su hijo al salir de la universidad sea de 600€ cuando el suyo, hace 25 años fue de mil y la vida es mucho más cara hoy en día. Tampoco tiene en cuenta que la cesta de la compra será equiparable, que viajar es mucho más barato o que el acceso a la información es incomparable. Esta persona solo recordará que su Fiat Uno le costó poco más de 4.000€, que su primer piso le costó 25.000€ y que él ganaba 1.000€. Lo que pasa es que el escenario ha cambiado mucho, quizá demasiado. Antes él no se planteaba irse de vacaciones 15 días a Punta Cana por 750€, ni llamar gratis por Skype a su prima en Australia,…

Por ello es importante centrarnos y adaptar nuestras vidas, nuestras evaluaciones y sobretodo nuestras necesidades al momento. Cierto es que los salarios son lo que hay (a lo mejor pagar 3.000€ a un recién licenciado sea excesivo) a lo que podemos permitirnos (puede que tengamos que vivir de alquiler al no poder pagar una vivienda que cuesta 10 o 20 años de nuestro salario) a no necesitar lo que no es imprescindible (no necesito un coche de 50.000€ para vivir cuando con uno de 25.000 puede que tenga el mismo servicio) a no creernos merecedores de servicios o infraestructuras gratuitas que nuestros impuestos no pueden pagar (a lo mejor tengo que hacer dos kilómetros para ir a un polideportivo municipal y no tener uno cada 500 metros)…

He caricaturizado situaciones pero lo importante es desarrollar nuestra capacidad de adaptación pero, a diferencia de la evolución de las especies, tenemos que hacerlo a marchas forzadas. Caso contrario desaparecemos como los dinosaurios. No tenemos tiempo para ir haciendo “jornadas de adaptación” como hacen hoy en los colegios guarderías (que por cierto me parecen una memez). Hay que hacerlo… ayer! No hay tiempo que perder. Nuestros patrones y nuestra actitud han de cambiar para poder trabajar con el fin de recuperar unas tasas razonables de confort que permitan a la mayoría de la población a “ser felices”.

Con estos bueyes hay que arar! Creo que, a pesar que estemos en crisis, no hemos de lamentarnos por ello: está claro que no saldremos solos, ni por intervención divina. Tenemos que dar lo mejor de nosotros, entendiendo que parte de nuestro esfuerzo es para reconstruir (significa que no veremos recompensa inmediata al mismo) y otra para sobrevivir hasta que vengan tiempos mejores. Crear negocios fuera de lo establecido, pensar y desarrollar fuera de lo existente, trabajar más y sobretodo mejor.

Ser competitivos a nivel individual nos hará ser más competitivos como colectivo. Si nos centramos un poco más en el esfuerzo y menos en la recompensa, ésta llegará como consecuencia del esfuerzo; pero si nos dedicamos a limitar el esfuerzo en función de la recompensa inmediata… seguiremos en crisis. Si este comportamiento cicatero es colectivo, la crisis seguirá siendo “global” por lo que seguiremos “jorobados” y la enfermedad empeorará; si esta cortedad de miras es personal, la crisis será persona: que cada palo aguante su vela.

Por eso os animo a todos a ser positivos (porque la solución está en nosotros) proactivos (porque nadie lo puede hacer por nosotros) exigentes (porque sin lo mejor de cada uno será difícil) y sobretodo inteligentes (porque no necesitamos lujos para ser felices).

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